
Hasta que lo conocí. Me dijeron que era un horno microondas. Pero cuando abrí esa enorme caja de regalo. Ahí estaba mi Sol. Lo mejor que me brindaba una relación. Aparte que me lo debía!
No encontré mejor manera de disiparme. Agarré mi carterita dominguera. Alisté el ipod ajeno jaa! Y listo. Ya estaba camino al supermercado. Presta y dispuesta a entregarme a la compra de porqueriítas. Valga decir alimentos no indispensables pero deliciosamente triviales. Fresas Encanelados Crema de leche Pringles Mashmellows Milhojas de fresas Strudel de piña. Y el correspondiente etcétera. Que va desde la mermelada de mora – la cual tengo la certeza que nadie comerá – hasta un tratamiento milagroso para dar brillo al cabello. Lo sé. Me excedí.
Ahí estaba en caja con el carrito al borde. El tin tin tin del código de barras al ser reconocido por el detector me preocupaba cada vez más. Y la cifra que ya estaba cerca de los tres dígitos contribuía a hacer más evidente mi cara de circunstancia. ¿Efectivo o tarjeta? Era obvio. Tarjeta ¡por favor! El voucher. Qué voucher. Perfectamente largo y detallado. Fue así como tuve frente a mí 5 bolsas repletas. Y solo dos manos para cargar todo eso. Oh! ¿Y ahora quién podrá ayudarme? La solución respondía a 4 palabras. Sin más: una llamada y una petición al estilo “hello kitty”. Papi llegaría al rescate en 20 minutos.

Me dejé llevar por su dinámico trayecto. Le daba vuelta a la pecera al tiempo que el pececillo – era macho – recorría los vericuetos de su hábitat. Al percatarme iba en el mismo plan que unos niños de una pecera continua. Encantada por el damisela. No es un secreto que adoro a las mascotas. Y por circunstancias ajenas - y en la medida de lo posible e imposible tratadas de apelar – no tengo ni hámster. Antes tuve un pollito amarillo. Y confieso que lo maté. Obvio sin querer. Tenía 5 años y de tanto bañarlo – muchas veces al día – terminó por dejar la vida chingona que sin querer le ofrecí.

No sé si estaré preparada para un nuevo bebe. Lo que sé es que tengo un nombre: Xandé. Como tuve el nombre Visnu por muchos años. Esperando sigiloso para concretarse en mi vida. Felizmente mi celular timbró. De lo contrario hubiera terminado por llorar de tanto recuerdo atiborrado. Me despedí del damisela azul. Dirigí mi carrito hacia el auto. Ya camino a casa pensaba en los tiempos. En los días. Instantes. Que nunca volverán. Abrazos. Y afectos. Que se diluirán en un espacio sin compartir. Y me pregunté ¿Cuánto más tendré que aprender? O será quizás que ¿Aún no es el momento? Ya sea por a o b. Sé que una vez que esa incógnita se despeje. Mi Visnu podrá tener un hermanito.
4 comentarios:
Muy bueno eh...ahora si confirmado .ya sabemos xq llegas tardes a clases ..jiji...muy relejante este escrito...muy fresco...
=S Y xk aun les debo sus notas!!! La proxima semana sin falta.. Promesa de scout !!!
Me gusta el nuevo look de tu blog esta lindo fresco simpatico... love it.. me encanto tambien tu post! sigue divina!
Graziaz mi niñaa!! Besos mil y QUE SE CUIDEN LOS MALDITOS K TE ROBARON TUS XKERIITASS!!!
Publicar un comentario