10.01.2006

Eye in the sky


El miércoles. Con más exactitud el 26. Una sutil brisa de melancolía ingresó por la ventana. No era el acostumbrado perfume de canela. Ni de cereza. Era una suerte de alegría aletargada. De silencio acompasado de recuerdos. Muchas despedidas ha transitado por este camino. Uno complicado dubitativo inconstante. Que exigía la absoluta y completa perfección. Entendí que no existen días impolutos. Ni personas llenas de gracia. Mucho menos instantes incólumemente gloriosos. Comprendí que esta suerte de oportunidad terrenal. Te brinda. Te gira. Te despierta. Te duerme. Te quita. Te solicita. Y qué duda cabe. Te cobra. Los acrededores tocan muchas veces la puerta. No conformes con pasarte sendas notificaciones. Llevan abajo todo lo que encuentran a su paso.

Siempre encontré delicioso Eye in the sky. El preámbulo los acordes la intriga suspendida. Y luego la sabia conclusión. Cada aseveración que dicta Alan Parson. Cada frase. Dont think sorrys easily said. Dont try turning tables instead. You’ve taken lots of chances before. But I’m not gonna give anymore. Dont ask me That’s how it goes. Cause part of me knows what you’re thinking. Aquello se condensa en estos instantes. No nos preguntemos cuando ha de estallar. Si no ¿cuando ha de terminar?. La idea de la muerte y el temor del escape del alma. Muchas veces se filtraron en mis sueños. Hasta que sucedió. La incredulidad de la ausencia. Nunca me permiten emitir sonido. Me dejan absorta. Fija en un punto. Ahora las mayólicas azules no son las mismas. La clásica guardilla no alberga ápice de color. Hoy mi corredor guardará cada paso tuyo. Las idas y venidas. Los juegos anticipados. Las tontas canciones de cuatro. Los abrazos retenidos y solicitados.

Coloque los girasoles más lindos sobre el césped. Otro día te lleve flores silvestres. Las que nunca te deje comer. Hoy domingo 01 de octubre. Mi querido las fuerzas se agotaron. Este año par 2006. La constante se tradujo en caer parar caer parar. Lo comenté. Inolvidables adioses se sumaron a los desgastados cuestionamientos. Dicen nunca tantos que no puedas sobrellevar. Es cierto. Estoy aquí escribiendo. La mejor terapia. Acerca de los vacíos. Sobre cada chispa abandonada. Supongo no siempre ha decir así. Y aunque me ufano de ser bruja. La peor de todas. No siempre las cartas te revelan lo cierto. A veces transgreden tu juego. Y te quedas fuera. ¿Donde escondieron los traviesos gnomos el botón del reinicio?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno vivir las cosas con la intensidad y profundidad que tú tienes

Giancarlo dijo...

Dios. Dios. Dios. 1. No sé cómo se hace para escribir con pasión. Sí, pues. Dios queda corto. Tu juego es simple y complejo. Las 8mm no te soportarían. Mi mente sí, y esta cosa que llevamos adentro, lo llaman corazón, verdad, también.

Si algún día desaparece. Quisiera ser yo el duende que te rapte desde tu ropero de desvaríos con sentido.

Unknown dijo...

Eres un sol mi Gianluca Pagliuca! Yo aprendi de ti. De tu instinto natural de indagar en emociones. Y plasmarlas para convertirlas en delicias. Te adoro! y tu lo sabes mi duendecillo