12.11.2006

Por dos. Por uno. Por mi

Hace mucho que no escribo. Cambié el gitaneo por la introspección virtual. Y es que resulta más fácil no pensar. Dejarse llevar por sonoros compases. Cruzar miradas furtivas. Un salud por ti por mi. Y finalmente llegar a casa. Con la música todavía rondado. Pero siempre en primerísimo plano. Aún aquello pendiente. Lo inconcluso. Lo atado. Lo amado y lo odiado.

La historia cuenta de una mujer. Que siempre multiplicaba por dos. Vida. Alegría. Dolor. Furor. Todos por dos. Un día de regreso a casa halló solo una silla. Un juego de cubiertos. Un cepillo de dientes. Un solo estar. Y de cara al espejo comprendió la ley del número impar. Y a pesar que, desde mucho, solo ella habitaba ahí. En esa casa de muñecas. Perfectamente arreglada. Un día sin percibirlo todo cambio.

El amanecer aún se confundía con la noche. Y un profundo azul se asomó por su ventana. Era precioso. Era perfecto. Escogió un vestido blanco. Ató su cabello. Prendió incienso. Y meditó sobre todos. Todos lo que algún día conoció. Todos los que en algún momento amó. Todos los que siempre recordará. Apagó las luces. Y rendida en su cama. Fría fría. Soñó con todos aquellos que vendrán.

Reflejado su rostro en aquel espacio. Atiborrado de orden y detalles. Una lágrima recorrió el hallazgo. Miró sus manos. Y una ráfaga sobrecogió sus afectos. Debía preparar el almuerzo. Recoger unos trabajos. Comprar víveres. Redactar unos artículos. Tomarse un café. Comprar un regalo. Preparar su próximo viaje. Empacar una maleta. Y guardarla en su armario. Bajo siete llaves. Y si bien no las tiraría. Las dejaría olvidadas por ahí. Por lo pronto. Aquella mujer. Tenía pendiente vivir.

En un escenario gigante. Con gente de mil motivos. Una llego con su perfecto maquillaje y el paso prolijo. La otra con una blusa de diversos colores. Evocando alegorías gipsy. Una larguisima fila las juntó. Apenas se miraron. Pero aquello bastó para reconocerse la una en la otra. La historia de aquellas. Los días de ellas. Resultaban tan distintos. Y a la vez tan similares. Que la conjunción de sus vidas las citó en ese aeropuerto.


A pocos días de cerrar este dos mil seis. Me atrevo a decir que lo pendiente. Esta casi resuelto. Con el llanto y jolgorio que merece. Con lo errado y acertado que me brindó. Ambivalencias que alborotaron momentos. Dualidades que arrebataron afectos. Y aunque sé y recuerdo donde dejaron las llaves. Urge brindar un halo de paz por ti. Por mi. Por todos.

2 comentarios:

Mar dijo...

Un suspiro llega hasta mi ventana desde lo lejos. El amar, el sufrir, el olvidar, el continuar.. Se conjugan en un sólo verbo que es VIVIR. La casa de muñecas está allí, sigue perenne, se vuelve vintage para que en el futuro la habite nuevamente la muñequita que se atrevió a vivir, a soñar con fantasías de colores, con ilusiones materializadas y con la esperanza de ser feliz...para siempre. Y regirse bajo la acertada palabra de Miguel de Cervantes personificada en Don Quijote de la Mancha: "DONDE UNA PUERTA SE CIERRA, OTRA SE ABRE".

TE quiero un cielo hermanita.

Anónimo dijo...

Vivir es seguir adelante, es poder reír luego de haber llorado...llorar luego de haber querido...es ser capaz de sentir todo lo bueno y lo malo que traen los días y sonreír ... aunque a veces pareciera que las matemáticas y los números impares poblaran nuestros momentos darnos cuenta de que no estamos solos...


Mariposa gitana
Abel G Fagundo

Qué locura me inventas
carne en giros
en plena luna llena
y tú desafiando la violencia
de los lobos,
con las piernas por ego,
con tus ojos eslavos
y esa densidad de reina
que ataca mi silueta
retorcida y esquiva.

Qué locura te inventas
mariposa gitana, nocturna,
detén tu lengua ahora
el alivio del hambre
en esas selvas
que riegan tu fragilidad.
Detén por un instante el apetito,
vuela sobre mí,
anida en este sexo
devórale las hojas a su árbol.


P.D.

Esta bien la frase de "DONDE UNA PUERTA SE CIERRA, OTRA SE ABRE".

pero me gusta un poco mas "DONDE UNA PUERTA SE CIERRA, SE ABRE UNA VENTANA...". no se si sera por el aire clandestino o que.