Muerte Inesperada

Hoy me comunicaron que buena cantidad de mis días habían sido empacados a un viaje sin retorno.

Cuando alguien muere, las teorías respecto al destino de su alma son diversas. Dicen que –con suerte – podría ascender a los cielos o sortear lascivos laberintos hasta toparse con el averno. Vagabundear por mundos extraños hasta que te asignen una misión, también es una probabilidad. Y la reencarnación siempre presentará la alternativa recurrente de “calzarse en ave” como sinónimo de libertad.

Macarena murió un domingo al salir de misa. Era soltera y la mejor amiga de mi abuela. A partir de ese día, nada fue igual. Al parecer, “Maca” - como le decían - cargó con parte de nuestra alegría. Partió con los lonchecitos de la matiné, con las anécdotas de los años cincuenta, con los paseos por la Avenida Alcázar y las buenas tardes al Señor Malatesta.

Hoy me comunicaron que buena cantidad de mis días habían sido empacados a un viaje sin retorno. Asumo fueron reunidos en una brillante caja roja con un perfecto lazo. E imagino ese color no sólo porque lo adoro, sino que resulta la euforia de un todo. Un todo que se diluía al tiempo que se desvanecía una vida. Aquella persona que compartió muchos de mis sueños y formó parte de ellos, se refugió en otros más eternos. Quizás nunca se sintió responsable de mis días más brillantes, pero lo fue. No olvidaba ningún detalle, sin embargo sospecho que al emigrar omitió la falta que me haría.

También dicen que lo mejor es llorar todo lo posible para liberar al alma de las ataduras terrenales. Me gustaría hacerlo. Inundar los recuerdos a punta de llanto y dejar que la corriente los arrastre hacia un mejor destino. O dejar de hacerlo. Para aún tenerlo en un abrazo o en un suspiro. Y si bien no pude despedirme, parte de mí va con él. Aquí. Allá. Cruzando el charco. O corriendo mil kilómetros en auto. Las distancias y minutos se volvían nada. Esa era nuestra característica. Como decía una canción “el tiempo se nos vuela de las manos”.


En muchas oportunidades, diversos relatos publicados en este espacio, no han sido más que fragmentos condensados de esa historia. De aquellas que sólo se viven una vez. El descubrir afectos antes jamás percibidos. Reconocerme tan distinta a lo que pensaba que era. Saberme capaz de construir tanto. Asumir metas y retos. Fueron pieza fundamental de lo que alcancé de a dos.

Justamente eso sucedió con “Dama de Noche”. Un relato que nació de una disparatada idea y que ahora forma parte del libro “2007 palabras y otros relatos” de editorial Mesa Redonda. Tenerlo en mis manos fue como un ideal concretado. Mil gracias a ti. Donde vayas y donde estés.

Canción para Recordar