3.22.2010

LA FACTURA DEL LUNES

¿Cómo no echar de menos eso? ¿Cómo?


Dicen que todos nuestros actos tienen consecuencias. En este lunes ha podido saborear el amargo de la indiferencia. Del no importar. Del casi no mirar. Aun no se acostumbra al trueque de la seriedad por la sonrisa. Ella la mujer de hielo se ha terminado por desquebrajar.

"¿Esta es la factura que tenemos que pagar?". Y cuando lo terminó de pronunciar la voz se le fue. Se quedo mirando a la nada. A los autos. A la gente que salia feliz de hacer sus compras de jueves. Al cielo de esta ciudad. No sabia - sencillamente - qué decir. Hubiera querido un milagro. Poner primera salir de ese estacionamiento frio. Y arribar a Puerto Rico. Con sus luces de neón. Colores de saten estridentes. Y los cuadros de Liechestein en la pared.

Hablaron mucho. De todo. De nada. Conversaron de una despedida. "Es como si terminaras con tu chica". Y la miró de otro modo. De izquierda a derecha. Jugando con su cabello. Tomándole la mano. Se olvidaron de la urgencia del vivir. Por la calidez de los afectos pausados. Despues de casi nueve meses se dieron el lujo de mostrarse. Con la mirada en el suelo ella aceptó a lo que tanto le rehuía. "Él se habia convertido en el mejor escape de toda su vida".

La mejor recreación de cada una de sus fantasías. La locura a la vuelta de la esquina. Eso era él. Su punto de no retorno hacia la candida ilusión del para siempre por siempre. La aleccionó en el hoy y el ahora. En coger su bolso. Inventar una mentira. Ponerse los lentes del sol. Mirar a todos lados. Y emprender la escapada hacia miles de sensaciones. ¿Cómo no echar de menos eso? ¿Cómo?

Dijeron que aquella no sería la última vez. Pero algo le dice que no sucederá más. Que tendrá que rebuscar en la memoria y encontrar sus paseos al mar. Ese primerísimo plano de la ciudad de noche alumbrada de azul. Mientras ella lo dejaba refugiarse en su cuello. Le gustaría creerle. Le encantaría olvidarse de todo. Y continuar. Una vez más. Para dar paso a una última. Y luego olvidarse de todo eso. Para empezar otra vez.

"Me too". Y para ella fue el final. Uno con una factura definitiva. Será que hay replica de negociar. Quizás el banco en cuestión podría revisar su expediente. Medir el costo de su deuda y considerar ¿una condonación? Por el momento. Ella se ha declarado en bancarrota. No hay liquidez. Con el saldo en rojo deja que transcurra este lunes de sol. A pesar del otoño. Y con una sensación gélida que será su mejor escudo. Mecanismo de defensa para facturas - no tan - absurdas.

3 comentarios:

Domingo dijo...

Nos pasamos la vida pagando facturas o, por mejor decir, endeudados hasta el cuello para poder pagarlas. Y a veces hasta lo conseguimos. En busca siempre de nuestro siguiente acreedor o acreedora, según los casos. ;)

Unknown dijo...

Es cierto Do! lo increible es como continuamos enganchandonos con la bendita tarjeta y pasandola y pasandola .. Amor de plático le dicen =S Besos mil!

Evelyn dijo...

Tus posts son tan profundos, Organza... Definitivamente tu blog es un blog para pensar, me gusta pasar por aquí (:

Btw, siempre me ha gustado esa foto (The V-J Day por Alfred Eisenstaedt).

Besos,

Evelyn*
troublesome-transition.blogspot.com