MI ELIZABETH TAYLOR

Hace doce años que ya no está. Quizás se fue sin saber cuánto pintaría en mis días. Sin exagerar - ahora más que nunca - en la de todos.

El día que escuché en la radio que Elizabeth Taylor falleció, solo una persona se me vino a la mente. Apareció su boca roja roja. Sus aretes larguísimos. Sombras celestes en los ojos. Su cabello ensortijado. Y una frase que nunca olvidaré: "Esa mi madrina. Igualita a Elizabeth Taylor". En aquellas reuniones familiares interminables, siempre aparecía mi tío con esa frase acompañada de un tono pícaro & piropeador. Es que, si muchas de sus nietas nos eternizamos escogiendo qué michi ponernos. Que el vestido. Los zapatos punta abierta o cerrada. Que si el collar. O el labial cremoso o mate. El cabello recogido o suelto. En fin. Es todo gracias a ella.

MamaHilda que siempre se preocupaba hasta el último detalle. Manicure perfecta en rojo. Cabello cepillado. Color muy discreto pero importante. Blusas lindas. Faldas de corte clásico. Además de tener un aire sofisticado que ¡sí! recordaba mucho a la actriz que era sinónimo de elegancia & garbo. Y esa era Elizabeth Taylor.

Siempre he dicho que mi abuelita fue una mujer adelantadísima a su época. Se pusó metas que las cumplió contra viento & marea. Luchadora hasta la pared de enfrente. No era de las que se quedaba llorando con los problemas encima. A pesar de pertenecer a una sociedad - Lima años 60 - que censuraba cualquier reinicio de vida por ser una mujer separada & responsable de 5 hijas, ella se atrevió a darse una nueva oportunidad. Y lo logró. Coronando esa etapa de su vida con una hija más.

Siempre recalcaba lo orgullosa que estaba de tener 6 hijas profesionales. Adoraba verlas sonreir bailar compartir. Esa algarabía de todas le iluminaba el rostro. Era mágico. Lo recuerdo como si fuera ayer. Sentada en el sillón rojo. Al lado izquierdo. Riendo con sus piernas cruzadas. Sus ojos destellaban felicidad. Insisto era mágico. Su presencia era el motor de esa unión. Ella era la gestora del cariño que nos arropaba a todos.

Hace doce años que ya no está. Y quizás se fue sin saber cuánto pinto en mis recuerdos. Que siempre es mi referente preferido para evocar una época maravillosa. Quizás sin ella, mi niñez no hubiera sido tan feliz. De no haberla tenido, no hubiera existido el personaje principal de "Dama de noche". No supe a mis 18 años, cuan presente iba a estar en mi vida. Porque hasta el momento, no he conocido una mujer como ella. Con tantos detalles, que al recordarlos provoca escribir. Como ahora.


Para cada integrante de mi familia, MamaHilda, marcó un momento especial. Estos - mis recuerdos - vagos & primarios son solo un atizbo de las muchas instantanéas que pueden recordar mis tías, mis primos o mis tíos. Sin embargo hay algo que ella sin mucho aspaviento recalcaba. Fiel a su estilo prudente & preciso. Al inicio o final de una reunión siempre lo destacaba.

Hoy, no vi nada de lo que yo viví con ella o - incluso - sin ella. Ahora entiendo cuan imprescindibles son ciertas personas en nuestras vidas. Cuán responsable puedo ser yo de esto. Mucho quizás. ¿Que si le fallamos en el intento de? No somos perfectos. Es verdad. ¿Qué me da más lástima? Que - Dios mediante de tener hijos - ninguno de ellos podrá vivir lo que yo viví.

Valgan verdades cada uno debe ver a través de sus propios ojos. Quizás mis ojos deban contarles los recuerdos de una mujer que - sin duda - aún me marca muchísimo. Y acerca del gran legado de esfuerzo & amor que nos dejó.

La pregunta es, si sentimos que éste se diluye ¿Por qué no hacemos nada por revertirlo?