10.31.2006

LIMA HALL

Drogas, infidelidad, acción, familia, mucho dinero, devoción e intriga. Elementos inequívocos de aquellos films que nos mantienen en pantalla. No existe nada más. Solo esa historia y tu. Provoca retroceder una y otra "esa escena" donde Al Pacino susurra al oído lo innegable. Con todo el carácter en sus movimientos. Sellando o rompiendo con su beso todo o nada. Destila la aplaudida ironía del bien y el mal. Unicamente él y su talento italo – americano. Pueden hacer en Johnny y Frankie, una delicia como cocinero enamorado. O restregar la implacable vorágine de ambición y malicia de Tonny Montana en Scarface.

Ayer después de mucho vi una de él. City Hall. Resulto demasiado familiar y cotidiano. Corrupción, ocultamiento, muerte, vil metal, poder, presión, medios y, como no, política. Es el primer film de Pacino que siento tan cercano. Ni imaginar Carlito´s Way. Mucho menos El Padrino. Eso sería la fantasía extrema. Pero ocurre algo muy peculiar con esta trama. Especialmente en esta coyuntura y en mi Sector. Evidencias pérdidas. Conferencias de prensa esclarecedoras. Llamadas rellamadas y respuestas en alfa y tango. El claro reflejo de esa NY a Lima solo demuestra que, fuera de los trajes Dior o Armani y las andanzas alrededor de la Quinta Avenida y el Central Park, los personajes mueven sus piezas exactamente igual. No por nada, tenemos el honor de contar, entre nuestros patrimonios nacionales, al repudiado Vladimiro Montesinos. Brillante estratega que, desde su búnker en el Pentagonito, manejó a su antojo los caprichos del recontra espionaje.

Aquello es el hilo de una madeja que, hasta hoy sorprende a propios y extraños. Después de de casi seis años de su captura, no es raro encontrarse con titulares que involucran a gente "honorable" en esa red de corrupción. Ministros, generales, jueces, abogados, periodistas, enfermeras, publicistas, ingenieros. Ninguno se salva. Un sin fin de involucrados aún desfilan y desfilarán por la atenta mirada del Doc. Una mirada que aún decide y juzga. Total a falta de celeridad del Poder Judicial. Para muchos, este individuo, continua siendo el amo y señor, de las estrategias fríamente calculadas. Que ingenuos, aquellos que pensaron que unos cuántos policías y una celda, impedirían que tenga el mundo en un clic. ¡Bingo!

Y por ser el segundo mencionado, no deja de ser menos importante. Fernando Zevallos o simplemente "Lunarejo". Toda una eminencia en el arte de saldar cuentas. A sangre fría sin pudor sin compasión. Perpetró una meticulosa organización que, tras la fachada de la aerolínea comercial – Aero Continente, lavó dinero producto de sus negocios con el narcotráfico. Perteneciente a la estirpe del cartel de los Lopez Paredes, su circulo se movía entre la Selva Amazónica, Colombia y EEUU (Miami). Si Vladimiro Montesinos tenia a Sun Tzu (El arte de la guerra) como su gurú preferido. El lunarejo veía a Mario Puzo (El Padrino) como su alter ego. Los parámetros de su vida se definen en tres aristas. Traficar Comprar Liquidar. Tantas idas y venidas. Imposible detallarlas. Y pensar que hace tiempo, mi hermano se ganó en una rifa de nuestro sacrosanto colegio católico, un osito de Aero Continente. Mala suerte. No encontró oro blanco.

Volviendo a lo nuestro. El personaje redentor de City Hall vendría a ser Kevin Calhoun (John Cusack). Cuestionándose una en mil ¿por qué el decente alcalde de NY John Pappas (Al Pacino) tranzó con lo éticamente repudiado? Generalmente y, lo avalan nuestras historias, lo políticamente acordado es lo más adecuado para todos. Punto. Siempre habrá uno que otro que deberá pagar. Pero que más da. Aspirar "el helio del poder", puede obnubilar a cualquiera. Para darle un matiz decente y feliz, Cusack descubre todo y deja a su mentor. Apuesta por la política y se convierte en uno menos. Nunca logra ingresar a las grandes ligas. Otra vez. Los buenos vencen con la conciencia tranquila y los bolsillos vacios.

Sin duda, City Hall no se lleva las palmas en argumento. Uno más bien soso y simplista. Teniendo a Al Pacino como protagonista, lo obvio debe sorprender al espectador, mostrando una gran encrucijada y un mejor desenlace. Realmente creo que Harold Becker, director de City Hall, hubiera hallado mejores arquetipos de inspiración aquí. Si ya desde 1995, año en que se rodó la película, nuestra Lima ofrecía finales más prometedores. Lo siento Becker, me quedo con la mafia italiana. Como inmortalizara Michael Corleone en el Padrino parte 2: "Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar".

3 comentarios:

Mar dijo...

Exelente post, para reflejar que la memoria colectiva sigue ahi. Se nota que eres una genial profesional, avocada a eso que te gusta, "la carnecita" de la noticia. Besotes rrorra.

Anónimo dijo...

Mas sobre Sun Tzu y otros estrategas chinos en

http://www.personal.able.es/cm.perez/

Unknown dijo...

Como me pones!!! cada vez que veo tu foto!! Lo máximo mi Pacino!