9.18.2007

VIH A LA CARTA


Imagínese acudir a un hospital del Estado. El diagnóstico arroja que requiere ser operada y necesita una transfusión de sangre. El médico alista la orden, la deriva a la persona idónea y usted – confiadamente - se somete a la intervención quirúrgica. Al parecer todo salio más que bien.

¿Pero qué ocurre cuando ese bienestar - en unos cuantos segundos - se convierte en la peor de las pesadillas? ¿Qué pasa cuando una palabra cambia el rumbo de tu vida? ¿Qué sucede cuando el hombre de bata blanca te explica que por error fuiste infectada con el virus del VIH - SIDA?

La protagonista de este lamentable caso es Judith Rivera, de 44 años y madre de tres preciosas hijas. Una más inquieta que la otra. Sus risas y alboroto invaden la escueta habitación y callan el sordo llanto de fondo. Ninguna de estas pequeñas imagina la sentencia que - esta humilde mujer – ahora carga sobre sus hombros. Y si bien, todos en algún momento moriremos, resulta muy distinto que “un descuido” te haya sorprendido de una manera tan fatal.

A pesar de la indemnización otorgada por el presidente Alan García a causa del fatídico error, Judith ya no sonríe y a duras penas vive. ¿Cómo le explicas a una joven madre de familia que – de ahora en adelante - sus días se verán inmersos entre retrovirales y constantes achaques? Y no necesariamente a causa del contagio, pues en la operación al útero que le realizaron, le perforaron la vejiga. Ahora, además padece incontinencia urinaria.

Las preguntas y repreguntas se formulan una tras otra. ¿Qué sucede con el sistema de salud pública del Perú? ¿Se puede arruinar así la vida de una persona, darle 96 mil dólares, regalarle una casa, y dormir tranquilo? En este país - de robos y temblores -ya no es suficiente exhortar por un poco de humanidad.

Aproximadamente son 240 los bancos de sangre públicos que han sido declarados en emergencia. Hasta el momento existen cuatro casos similares de contagio del virus del VIH - SIDA por transfusiones de sangre. Mientras, las dos responsables del mortal descuido han sido removidas de sus cargos y la investigación policial está en proceso.

Me resulta imposible dejar de pensar en esas tres criaturas en medio del arenal de Ventanilla. Sus juegos aún distraen la mirada de Judith y sus pequeñas manos secan torpemente sus lágrimas. Quiera Dios que sus días de rondas y juegos se prolonguen para regalarle la alegría de vivir que le fue arrebatada a esta mujer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Verdaderamente no solo es un cambio tan brusco y doloroso en la vida de esta mujer; sino que lo que vivirá de hoy en adelante no será más vida sino un sobrevivir envuelta en miedos y una cadena de angustias , que ella aún desconoce. Nos has trasmitido con tus líneas vivamente la experiencia fatal de esta mujer.

Anónimo dijo...

Amiga, hasta que por fin te pude leer. Me gusta mucho que te refieras a la realidad y algo tan trágico como es esto.
A mi parecer no creo que sea la primera y única paciente que le ocurra esta negligencia, están saliendo nuevos casos de infección, pero antes de ella deben haber nuevos casos o casos más antiguos.
Asi que por prevención, todos aquellos que hemos donado, recibido o hayamos estado en contacto con sangre que no fuera la nuestra, debemos preocuparnos. No vaya a ser que estemos regando nuestro mal por todas partes.

Giancarlo dijo...

Trágico. Irresponsable. No hallo adjetivos más decentes...