La Saga Kirchner

Porque cuatro años no son suficientes

Toda una ganadora. Con los brazos en alto, la lluvia de papel a mil y visiblemente emocionada, Cristina Fernández de Kirchner se convirtió en la flamante sucesora del trono presidencial de Argentina para el período 2008 – 2011. Su marido y actual presidente, Néstor Kirchner, la acompañaba en la celebración por su rotundo triunfo.

Este resultado no solo es histórico por ser la primera vez que una mujer asume el cargo presidencial en Argentina, sino que coloca en la historia – a nivel mundial - un modelo matrimonio/poder que – quizás pronto – encuentre eco en EE.UU. a través de Hillary Rodman Clinton. Que duda cabe que el apellido Kirchner tiene todo para pasar a la posteridad de la historia política latinoamericana.

Con un 43,8% de votos a su favor, la primera dama que preside el partido “Frente para la Victoria”, se elevó sobre su más cercana contendora, la socialcristiana Elisa Carrió, representante del movimiento “Coalición Civica”, que obtuvo el 22,3% sobre un recuento de más del 60% de los sufragios de las urnas de todo el país.

"Esto lejos de colocarnos en alguna posición de privilegio, al contrario, nos coloca en un lugar de mayor responsabilidad y obligaciones por la confianza que nos han depositado los argentinos", sostuvo Fernández de Kirchner siempre junto a su querido Néstor.

Modelo K
En todo caso, para muchos argentinos, este triunfo representa la permanencia del modelo político “Kirchner” que si bien brindó buenos resultados al país, necesitaría ciertas reformas – sobretodo en la política social y laboral - que al parecer no serían consideradas como prioridad por la flamante ganadora de la contienda electoral.

En este sentido, varios analistas políticos han coincidido que la conquista de Cristina es indirectamente la reelección de Néstor Kirchner, pero con tacones altos, maquillaje y cabello cuidadosamente cepillado. Sin embargo en más de una ocasión, este tema fue aclarado y zanjado por la mujer de 54 años que - entre otras cosas - ha sido tildada de soberbia al momento de expresar sus ideas.

Lo cierto es que - independientemente de todo detalle - Argentina ya tiene a su futura inquilina de la Casa Rosada. Una guapa mujer, fanática de los diseñadores y – según allegados a su entorno – obsesionada con el make up. Lamentablemente esta tendencia que derrocha "glamour" a su paso no encuentra sintonía con el reclamo del pueblo que exige un mensaje más cercano al compromiso social. Cristina no solo deberá interpretar el rol protagónico en esta nueva etapa política de su país, sino que deberá ser ella - y solo ella -quien lleve la batuta en alto.